La primera vez que vi a Miss Caffeina en directo no sabía ni lo que estaba viendo, para que nos vamos a engañar, pero, de aquel bolo en Agosto del 2011 en el Arenal Sound me llevé mi canción favorita de todos los tiempos cuando hablamos de ellos.
Y, Don’t get me wrong, después han publicado dos discazos de tomo y lomo, pero Lisboa me caló y sigue ahí, esperando a que conozca a ese hombre maravilloso al que poder dedicársela, en el fondo soy un romántico, indie, pero un romántico.
Vamos al lio: hace poco mas de una semana Alberto y sus trotamúsicos publicaron, por fin, el concierto fin de gira de Detroit, ese disco tan electrónico y molón que liberaron para las masas en 2016, y uno, que es mucho de “fusilar” discos, lleva una semana escuchándolo en bucle.
Cabe decir que ese LP me lleva a un momento muy concreto de mi vida, me trae recuerdos de amores pasados, pero, sobretodo, me trae recuerdos de amigos, de love del de verdad, del incondicional del que sigue a mi lado contra viento y marea.
Era agosto de 2017, puta casualidad, tal día como hoy.
Me disponía a llegar a tiempo al concierto que Miss Caffeina daba en el Arenal Sound, aún no lo sabía pero iba a ser mi último año como Sounder, el festival de Borriana es como yo, se conoce que antes molaba.
El tema es que no se puede tener todo, cuando quieres ir a un festival
monopolizado por millennials y vas de rancius, te hospedas en el dúplex con
piscina de una colega a escasos km del recinto y, tú no lo sabes, pero, es una trampa.
Los autobuses never pasan por ahí y los taxis, a parte de cascarte 30 leuris por trayecto (la entrada nos costó 40 y fuimos y volvimos durante 3 días, así que, aunque seáis de letras, echad números y reíros de nosotros, tenéis mi permiso) se choteaban de los pobres #indiesdemierda que llamaban desesperadamente porque no llegaban al concierto de turno, so mean.
Eso mismo me pasó amigos, me pegué lo que debía ser el concierto de Miss
Caffeina en una calle de Almassora beach esperando el maldito taxi de 30 pavos, llamando compulsivamente a la telefonista y mandando videos al chat de amigas…
Por suerte, la colega que me hospedaba vivía en un bajo y tenía la nevera lleniiita de quintos de Estrella Galicia, así que, cuando llegué al festival con toda mi rabia, por lo menos pude ver a Sidecars un poco
agustito, pero eso es otro café.
Mi decepción nos lleva a Octubre de 2017, cuando tocaron en Tarragona junto a Ñeku e Izal, media espinita fuera, pero no es lo mismo.
Los catalanes somos buena gente, pero con según que grupos un poco sosos, las cosas como son.
La história es que mi voluntad y yo nos hemos tenido que contentar con escuchar la versión de Eres agua de ese directo en bucle desde Diciembre del 2017, hasta ahora.
Y al fin llegó, el día del aniversario de la muerte de Billie Holiday, bicheando Instagram veo que se ha publicado el directo y, hasta la fecha, me he cruzado Londres berreando falsetes a ritmo de Alberto a diestro y siniestro.
Noto una mejora en el tono y la habilidad de no tener que ocultar la voz debajo de ritmos electrónicos, hablando de lo técnico para mí eso es primordial en un live, nada más que decir, como he dicho en algunas de mis anteriores piezas, no soy un entendido ni lo pretendo.
Empezamos con una base electrónica que nos lleva a De polvo y flores con uno de mis temas favoritos de ese LP, cosa difícil, porque lo considero un discazo, el tema es Modo avión.
Emprendemos un #backtothepast y nos vamos a Capitán hábilmente mezclado con The way you make me feel the Michael Jackson versionado por el Toledano y N1, vintage caffeinero traido al 2017.
Y volvemos a Detroit solo un momento, Eres agua da paso a 19 y nos prepara para Detroit y tres de sus temas más cañeros metiendo Maníac en el medio y teniendo nuestro momento Flash Dance entre Titanes y Turistas, sobran las palabras…¡enormes!
La cosa continúa mixeando Imposibilidad del fenómeno con el #truefirst record de la banda, Magnética que llega de la mano de Mi rutina preferida.
Llegamos a uno de los momentazos para mí: No mienten con Juancho de Sidecars, que, dicho sea de paso, con esa voz, me podría pedir casi cualquier cosa (wink, wink)
El concierto sigue mezclando LP’S cuando los Caffeínicos nos sorprenden con el Main Theme de Dirty Dancing: (I’ve had) the time of my life.
Y después de algunos acordes inconfundibles, Alberto nos pregunta si nos
acordamos, mientras Ley de gravitación universal inunda La Riviera.
¿Que si nos acordamos? How dare you?!
La siguiente es Ácido y cuando se palpa que el tema se está finiquitando oímos un ¡ARRIBA! del rubiales y como los acordes de Mira como vuelo se te meten entre las costillas.
No hace falta ser un genio para darse cuenta de que el concierto va resbalando entre los dedos, el final se acerca, pero, ni oyendo el directo un año y medio más tarde quieres admitir que se va a acabar.
Uno, que es muy curioso, había leído un par de artículos de compañer@s que tuvieron la suerte de asistir a la cita en Madrid y de ahí he podido recordar algunos detalles de lo que viene ahora, al césar lo que es del césar.
Entra una tormenta de sonidos electrónicos la palabra RAVE aparece en las
pantallas después de que Alberto haya dejado bien claro que vuelven en un
segundo, dominando la situación hasta el punto de que ni pedir el bis os deja, HE IS THE BOSS, BITCHES.
Entra Tormento para llevarnos a la puerta del éxtasis, el sample de Ray of light de Madonna llena la sala, un grito de ¡arriba Madrid! que nos pone a tono suena a través del micro, gente enloquecida de fondo da paso a un dueto entre Alberto y La Prohibida cantando Lobos, uno de los mil hits de Detroit.
Quiero hacer hincapié en los gritos de la gente de fondo, te llevan a ese momento en el que estás en concierto y te sales de tu propia piel bailando y
gritando, lo que viene siendo dándolo todo.
Mezclan Gladiador con Freed from desire y por un segundo no sabes si estas
escuchando a la banda de Talavera de la Queen o a Gala y de repente…
¡BAM! Hey boy hey girl de los Chemical mezclado con Hielo T, Oh sana! y una base electrónica que llevo cinco días intentando descifrar sin éxito te
hace saltar del asiento.
Desde aquí te lo pido, Miss Caffeina, Alberto, iluminadme, no puedo dormir, necesito saber que maldito tema usasteis!
El final llega y lo hace en forma de fantasía, Mira como vuelo, himno a la libertad y al pasar página vuelve al ruedo y nos deja con el mejor sabor de boca posible después de un directazo de los que, pirados como yo, agradecemos infinitamente que decidierais grabar.
Gracias por sacarme la espinita mediante mis auriculares Bluetooth y Spotify, os voy a ver en el Sonorama, por primera vez en la gira de Oh Long
Johnson, con las mismas ganas que un niño espera a los fucking reyes magos.