La teoría de la simulación, también conocida como hipótesis de la realidad simulada, da título al nuevo disco de Muse y esta elección dista mucho de ser casualidad. Esta teoría indica que la realidad en la que vivimos podría tratarse de un mundo simulado y que la mayoría de los seres humanos no somos conscientes de que nuestra existencia se desarrolla en una ilusión, siendo casi imposible distinguir la realidad de la ficción. Esta teoría se hizo muy conocida a principios de los años 2000 como consecuencia del rotundo éxito que cosechó la película “Matrix”, protagonizada por Keanu Reeves y dirigida por los hermanos Wachowski, cuya premisa se basaba en buena medida en esta teoría. Como consecuencia de su influencia en ámbitos tan diversos como la literatura, el cine y la cultura popular, esta teoría se ha utilizado con cierta asiduidad para hacer referencia a las mentiras y trampas que existen en el modo de vida que llevamos y defender la existencia de otra realidad, ya sea desde un punto de vista filosófico, sociológico, moral o artístico.
En este sentido, Muse ha aprovechado la influencia de esta teoría para crear un álbum de reminiscencias filosófico-sociológicas, pero que también les permite disfrutar de la libertad de creación y la originalidad que proporciona el ámbito de la ciencia ficción y la cultura popular. De esta manera, ha creado un álbum enormemente heterogéneo, original y hasta cierto punto también algo extraño, que trata de transmitir alegría y ensoñación onírica a partes iguales. La filosofía y la política que aparecen en sus canciones aparecen mezclados con un sonido y un ambiente vinculado al mundo de la imaginación.
Este último álbum transmite una sensación bastante distinta respecto a su anterior trabajo de 2015, “Drones”, mucho más serio y conceptual que el que aquí nos ocupa. En esta ocasión, nos encontramos ante un álbum muy kitsch, con un importante regusto a los ochenta (muy en concordancia con el revival nostálgico que se está experimentando a este respecto en todos los ámbitos de la cultura) y referencias de diferente tipo a conceptos que van desde la filosofía más popular a auténticas teorías conspiratorias de diversa índole.
El humor parece estar muy presente en este disco. De hecho, según algunos críticos ya han apuntado, esto no es nuevo dentro en la discografía de Muse, pues se ha dejado ver en muchos de sus trabajos anteriores y aparece en algunas de sus canciones más relevantes de los últimos años, lo que no impedía que tuvieran también un importante contenido político, como es el caso de “United States of Eurasia”, que, según ha confesado el propio grupo, estuvo inspirada por obras de Brzezinski y Orwell. Así, éste último álbum también tiene un importante lado cínico, irónico y de crítica social, aunque no son características que aparecen tan marcadas como en otras obras de Muse y que no niegan las que hemos apuntado anteriormente.
Pero lo cierto es que este nuevo disco de Muse no ha seducido a la crítica. Algunos de los críticos más benevolentes lo consideran un trabajo menor de Muse, lejos de las obras que han convertido a esta banda en una de las más famosas de la música moderna, pero, aún así, disfrutable. Los más decepcionados, sin embargo, consideran que es una auténtica pérdida de tiempo por parte de sus oyentes y que es una muestra más del declive del que ha hecho gala la banda en sus últimos álbumes. En todo caso, nosotros te recomendamos que te formes tu propia opinión y, si eres fan de Muse, no dejes de escucharlo. Sin duda, no te dejará indiferente.