El miércoles de la semana pasada todo el mundo nos despertamos como cualquier otra mañana cualquiera.
Nos vestimos, nos duchamos, fuimos a poner una taza bajo la cafetera, y cuando fuimos a mirar el móvil para ver los mensajes de la noche anterior, Spotify nos estaba dando los buenos días. “Ya puedes escuchar el nuevo single de Arctic Monkeys”. Así que reproduces, y a los treinta segundos te has olvidado del café.
Alex ha querido quedar con nosotros a solas, de tú a tú, y trasladarnos a lo que se escucha en su habitación cualquier domingo por la noche. Nos habla de Sinatra y de una historia de amor trágica sentado al frente de un teclado con una melodía que nos suena mucho a blues. Nada que ver con lo que todos recordamos de los Arctic, pero para quien más le conoce, al más puro estilo Turner. Clásica, sencilla. Como aquel EP de Submarine que por desgracia tan pocos conocen.
Lo que quiere darnos a entender es que ha querido desprenderse del resto del grupo una vez más para caminar por su cuenta, y el último paso que ha dado no tiene ni si quiera nombre. De verdad, literalmente. “-“, el solitario guión que da título a la canción, ha sido grabado en los Electric Lady Studios en Nueva York, donde sabemos que él mismo ha preferido grabar más de una vez.
Con este último single, Arctic Monkeys han querido reafirmarse en su postura de “vamos a dejar atrás todo lo que pensabais de nosotros” y como era de esperar, han vuelto a recibir más críticas de los fans incondicionales de sus primeros años. Sin embargo, hay quien se toma esto como un atentado musical a sus propios principios, y otros, como nosotros, que les esperamos con los brazos abiertos a todo cambio creativo que quieran experimentar en esta nueva etapa. Y más si es tan bueno como este.